Estambul, pleno invierno. Hércules Poirot decide tomar el Orient Express, lujoso transporte transeuropeo que en esta época del año suele hacer su recorrido prácticamente vacío. Pero aquel día, el tren va curiosamente lleno y sólo gracias a sus contactos consigue una litera en el coche-cama. A la mañana siguiente, ya en tierras yugoslavas, descubre que una tormenta de nieve ha obligado a detener el tren y que un americano, llamado Ratchet, ha sido apuñalado salvajemente. Aparentemente nadie ha entrado ni ha salido del coche-cama. El asesino, sin duda, es alguno de los ocupantes. A partir de entonces comienza un juego de intelectos entre Poirot y el asesino para ver quien se lleva el gato al agua.