El verdadero perdedor no es aquél que no gana. El verdadero perdedor es aquél que tiene tanto miedo a no ganar que ni siquiera lo intenta.
Se podría decir que la pequeña Olive Hoover (Abigail Breslin) no ha crecido en una familia ejemplar: su padre fracasa dando cursos para alcanzar el éxito, una madre estresada, un hermano adolescente obsesionado con Nietzsche que ha hecho voto de silencio, un abuelo que esnifa cocaína y suelta toda clase de improperios por la boca y un tío gay que se recupera de un intento de suicidio tras ser abandonado por su novio.
El sueño de la pequeña de los Hoover es convertirse en reina de la belleza, lo cual contrasta considerablemente con su aspecto regordete y sus gafas. Sin embargo, gracias a un golpe de suerte consigue ser invitada a participar en el prestigioso concurso de belleza “Pequeña Miss Sunshine” de California. En ese momento, toda la familia decide subirse en su vieja furgoneta Volkswagen y dirigirse al Oeste en un viaje repleto de sorpresas y tragedias que, a pesar de su dureza, llegan a adquirir un toque cómico. Finalmente todos los miembros de la familia se llevan consigo una lección que les cambiará su modo de ver la vida, impartida, como no, por la joven Olive.