Autor: Max Brooks
Al igual que ha ocurrido con vampiros y hombres lobo, el fenómeno fan provoca un aluvión de contenido cultural referido a un mismo tema que termina saturando al público y repercutiendo en la calidad de las obras. Los muertos vivientes no escapan a esta premisa literaria, y no son pocos los libros que hoy día incluyen esta temática. Desde la clásica novela de terror, pasando por relatos de acción, simbólicos o incluso revisiones de grandes clásicos de la literatura adaptados al mundo zombie han copado nuestras estanterías en estos últimos años. Quizá el mayor problema que abarcan estos escritos es el recurrir a una narrativa y un desarrollo demasiado similares. Si bien para que el fan este contento los clichés no pueden cambiar… ¿Por qué no cambiar la manera de contarlo?
Al igual que ha ocurrido con vampiros y hombres lobo, el fenómeno fan provoca un aluvión de contenido cultural referido a un mismo tema que termina saturando al público y repercutiendo en la calidad de las obras. Los muertos vivientes no escapan a esta premisa literaria, y no son pocos los libros que hoy día incluyen esta temática. Desde la clásica novela de terror, pasando por relatos de acción, simbólicos o incluso revisiones de grandes clásicos de la literatura adaptados al mundo zombie han copado nuestras estanterías en estos últimos años. Quizá el mayor problema que abarcan estos escritos es el recurrir a una narrativa y un desarrollo demasiado similares. Si bien para que el fan este contento los clichés no pueden cambiar… ¿Por qué no cambiar la manera de contarlo?
Eso fue lo que debió pensar hace uno años Max Brooks, autor del libro que hoy nos ocupa, “Guerra Mundial Z”, un libro que si bien no destaca por lo novedoso de su argumento, si que atrae por los recursos narrativos que se utilizan. Y es que debemos olvidarnos del narrador omnisciente de toda la vida. Aquí solo tenemos un hombre y sus entrevistados. Así como lo leen. Vamos a aclararlo poniéndonos en situación.
Max Brooks, autor y, a la postre, protagonista principal del libro (si bien todos los personajes que aparecen tienen una igual o mayor importancia, dependiendo desde el punto de vista que se analice), es un periodista que ha dedicado varios años de su vida a recorrer el mundo recopilando información y testimonios acerca de la desolación de la humanidad provocada por invasión zombie que una epidemia con epicentro en China. La novela es la parte “censurada” de un supuesto informe solicitado por las Naciones Unidas para conseguir reunir todos los datos posibles de “los Años Oscuros” o “Guerra Mundial Z”, con el fin de hacer que la gente no olvide lo que ocurrió. O más bien para que la gente recuerde lo que ellos desean que recuerden.
De este modo se inicia una sucesión de capítulos en los que Brooks entrevista a personas de toda raza, sexo, edad, profesión y clase social que nos van relatando sus experiencias dentro de esa guerra e intentando dar una visión del por qué ocurrió y en qué les cambió el vivir todo aquello.
Pese a lo manido del argumento, la verdadera valía del libro reside tanto en la manera de contarlo, como ya hemos comentado (haciendo sentir al lector el propio entrevistador), como, sobre todo, por la utilización que el autor hace de todo este fresco de variopintos personajes para dar un repaso exhaustivo y crítico por todas las carencias que vive nuestra sociedad, la realidad en la que vivimos. Brooks sabe utilizar magistralmente a sus personajes para dar una visión particular de nuestro alrededor, para trazar las líneas maestras de una crítica soterrada entre el gore y la acción, dejando entrever las fisuras, incongruencias e injusticias de un mundo ya podrido como el actual, en el que los zombies son una metáfora evidente de los males que amenazan con dar al traste con el planeta: políticos corruptos, empresarios de multinacionales despiadados, religión pecadora, economía interesada y consumista, pérdida de valores sociales, militarismo, dependencia de la tecnología, olvido del tercer mundo…
Pese a poder dejarse llevar por los momentos de gore, terror y acción, Brooks pretende siempre motivar el factor humano de la historia y los protagonistas. Refleja muy bien como actuaría la sociedad ante una pandemia desconocida, con gobiernos tratando de ocultar todo, farmacéuticas intentando sacar tajada con placebos, la desesperación que lleva a la lucha por la supervivencia, la desorganización, el caos… y finalmente, la necesidad imperiosa de resurgir.
A pesar de toda esta presentación de los males del mundo en forma de plaga, el autor guarda una rendija de esperanza, con lo que el objetivo de la novela para ser advertir y prevenir antes de que ocurra algo así. Una especie de “eh, podríamos llegar a esto, pero tenemos los medios para evitarlo o superarlo”. Un libro con un mensaje muy profundo para tratarse de una temática tan liviana como es la literatura zombie.
La verdadera pena de esta novela reside en algo que hemos comentado al comienzo de esta reseña, y es que corre el riesgo de ser tomado por lo que no es al estar enmarcado dentro de una miscelánea de best-sellers de consumo rápido. Y nada más lejos de la realidad. “Guerra Mundial Z” es una novela que no solo se deja leer, sino que engancha hasta el final y que consigue una ambientación cruda y deliciosamente realista, sin necesidad de llenar 1000 páginas de descripciones recargadas y proporcionando los datos justos al lector, con mención especial a detalles como las introducciones de los capítulos, las respuestas de algunos de los personajes y las notas a pie de página.
Por todo ello, tanto si sois amantes de este género como si no, intentad haceros con una copia de este “Guerra Mundial Z” para ver un análisis y una crítica de nuestra sociedad bastante diferente a lo que es habitual, pero bastante más acertado y, sobre todo original.
Lo mejor: La manera de contar la historia.
Lo peor: Hay algunos pasajes que resultan menos interesantes que otros y resulta difícil empatizar con personajes.
Puntuación:
Historia: 8,75
Personajes: 7
Estilo Narrativo: 10
NOTA MEDIA: 8,6
Rubén Betta
Lo mejor: La manera de contar la historia.
Lo peor: Hay algunos pasajes que resultan menos interesantes que otros y resulta difícil empatizar con personajes.
Puntuación:
Historia: 8,75
Personajes: 7
Estilo Narrativo: 10
NOTA MEDIA: 8,6
Rubén Betta
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