¿Qué ocurriría si un hombre con miedo al compromiso se encontrara de repente con la mujer de sus sueños?¿Sería capaz de sobreponerse a todos los dilemas morales que eso supone o resistiría la tentación?¿Y en caso de caer en ella,sería capaz de redimirse aunque para ello tuviese que atravesar un infierno?¿Incluso si ese infierno le mostrase sus peores pesadillas protagonizadas por carneros, cubos asesinos y puzles? Tranquilos, que no me he vuelto loco, este es el planteamiento de "Catherine", el juego más surrealista que ha creado Atlus ("Persona") en el que lo onírico, las japonesadas y los rompecabezas se dan la mano para crear un juego de culto con una historia y una jugabilidad enormemente divertidas y que encandila como ningún otro. Una de las mejores propuestas que ha parido la industria de los videojuegos en los últimos años. Un juego con un planteamiento muy original y una ambientación rompedora (en ocasiones tildada de erótica) que le ha valido el éxito mundial.
La trama nos pone en la piel de Vincent Brooks, un hombre que da sus primeros pasos en la treintena con la inseguridad de aquel que no quiere dejar de ser joven. Esto se ve sobre todo en el hecho de que mientras que su máxima aspiración en la vida es seguir saliendo de copas con sus amigos, su novia Katherine le acosa todo el rato con insinuaciones muy directas sobre el matrimonio, la madurez, el compromiso… Todo esto cambia cuando en una de esas noches de juerga conoce a Catherine, una rubia despampanante con la que termina acostándose. Mientras Vincent se debate entre comprometerse con Katherine o abrazar la libertad y aventura que le ofrece Catherine, una serie de asesinatos en serie está ocurriendo en la ciudad: varios hombres de mediana edad aparecen muertos en su cama. Paralelamente Vincent empieza a sufrir terribles pesadillas en las que se enfrenta a su cargo de conciencia y a sus problemas morales… Unas pesadillas en las que tendrá que superar una serie de pruebas para salvar su vida. Una trama adulta que contiene tanto un atractivo "picante" en ciertos momentos, y un sentido del humor derivado de esa madurez.
Para describir la manera de ser de “Catherine” no se pueden seguir las directrices que se utilizan para analizar los productos habituales, más que nada porque no se parece en nada a cualquier otro juego que se haya hecho anteriormente. Nada en él es convencional, ni el argumento, ni sus personajes, ni su sistema de juego ni su estética. Ya desde el comienzo resulta evidente que el equipo de desarrollo busca sumergir al jugador en una aventura moral que vaya más allá del mero hecho de entretener. Un objetivo que consigue con creces gracias a su fenomenal trama, en la que el protagonista (y por ende el jugador) tiene que enfrentarse a sus temores y tomar difíciles decisiones en torno a sus relaciones que influyen en el desarrollo posterior y, por supuesto, en el final de su historia.
Para describir la manera de ser de “Catherine” no se pueden seguir las directrices que se utilizan para analizar los productos habituales, más que nada porque no se parece en nada a cualquier otro juego que se haya hecho anteriormente. Nada en él es convencional, ni el argumento, ni sus personajes, ni su sistema de juego ni su estética. Ya desde el comienzo resulta evidente que el equipo de desarrollo busca sumergir al jugador en una aventura moral que vaya más allá del mero hecho de entretener. Un objetivo que consigue con creces gracias a su fenomenal trama, en la que el protagonista (y por ende el jugador) tiene que enfrentarse a sus temores y tomar difíciles decisiones en torno a sus relaciones que influyen en el desarrollo posterior y, por supuesto, en el final de su historia.
Esta toma de decisiones, si bien no ocasiona enormes cambios en la trama, si que supone un incentivo para jugar varias veces y crear diferentes Vincent: uno que quiera mucho a Katherine, uno más libertino que no tenga remordimientos por estar con las dos a la vez, uno que sea un mar de dudas… Las posibilidades, si bien no son infinitas, si son bastante amplias. Para ello contaremos con varias opciones: un sistema de preguntas y respuestas entre los diferentes niveles y la posibilidad de responder a los sms que nos llegan al móvil que tenemos en el juego, así como las diferentes interacciones que tengamos con los demás personajes con conversaciones y demás. El mero hecho de mirar o no una foto en el móvil podría hacer que nuestro final sea completamente distinto. Y lo mismo ocurre con las respuestas que demos a cualquiera de las dos chicas, a los amigos de Vincent o a ciudadanos anónimos.
Toda esta trama y sistema de decisiones está guiado narrativamente por una serie de escenas de tipo anime que nos van contando la historia como si de una serie o película se tratase. Pero para que “Catherine” sea algo más que una buena historia tiene que tener algo más, y ese algo son las pesadillas de Vincent. Las pesadillas son el pilar central del juego, donde realmente controlamos al personaje y le llevamos a cumplir objetivos. Todas las noches Vincent se enfrenta al reto de escalar una torre que es una suerte de infierno donde expiar sus pecados y enfrentarse a sus problemas y dilemas. Y digo escalar literalmente, porque el juego ofrece unos rompecabezas extremadamente novedosos y divertidos.
Toda esta trama y sistema de decisiones está guiado narrativamente por una serie de escenas de tipo anime que nos van contando la historia como si de una serie o película se tratase. Pero para que “Catherine” sea algo más que una buena historia tiene que tener algo más, y ese algo son las pesadillas de Vincent. Las pesadillas son el pilar central del juego, donde realmente controlamos al personaje y le llevamos a cumplir objetivos. Todas las noches Vincent se enfrenta al reto de escalar una torre que es una suerte de infierno donde expiar sus pecados y enfrentarse a sus problemas y dilemas. Y digo escalar literalmente, porque el juego ofrece unos rompecabezas extremadamente novedosos y divertidos.
Por lo tanto en "Catherine" tenemos tres bloques que guían cada día en la vida de Vincent en su camino para resolver sus problemas (tanto reales como imaginarios). Por un lado tenemos las escenas animadas en las que se nos pone en situación en cuanto a cómo está la relación entre Vincent y su novia, Catherine y sus amigos. Todas ellas están narradas a través de unas escenas que cuentan con un cel shading muy suavizado y un estilo muy japonés, tanto a nivel de diseño como de animación. Hay que destacar que el guión es muy bueno, plagado de humor y situaciones disparatadas, bizarras y desternillantes. El segundo bloque lo componen las fases en el Stray Sheep, el bar al que Vincent acude cada noche. En este podemos realizar varias acciones que van desde beber y charlar con otros personajes (cosa que influirá en la historia y la jugabilidad, ya que si bebemos mucho iremos más rápido). contestar los mensajes del móvil o jugar a la máquina recreativa. Por último encontramos la fase de las pesadillas.
Las pesadillas están compuesta por una serie de puzles o retos de escalada en los que Vincent tiene que ir trepando por una serie de bloques que tendrá que empujar o recolocar para construir un camino vertical que le lleve a la meta y a la salvación. Pese a lo sencillo del planteamiento la realidad es que la tensión que provoca la limitación temporal (ya que los cubos van cayendo si no subimos) junto al diseño de niveles y enemigos aseguran muchísima diversión. Y también dificultad, ya que según vamos avanzando niveles la cosa se complica sobremanera: otros personajes que intentan tirarnos, cubos trampa, jefes finales con ataques especiales... Pese a su sencillez deberemos estrujarnos en más de una ocasión la cabeza si queremos construir un buen camino sin comprometer el resto de nuestro ascenso. Aparte de los puzles de la historia principal contamos con varios modos de juegos desbloqueables (algunos para 2 jugadores) que aumentan la experiencia y longevidad del juego. No podemos dar una cifra exacta de horas de juego principal, ya que depende mucho de la dificultad, la habilidad o la suerte, (ya que no hay un solo camino para pasar los niveles...) pero al menos 10 horas de juego si se pueden asegurar, modos extra aparte.
La jugabilidad es bastante adictiva, y el juego ofrece un sistema de logros y recompensas que ayudan mucho a la rejugabilidad (más allá de lo que ya se ha mencionado de la trama con diferentes finales). La dificultad es bastante elevada y requiere cierta habilidad y rapidez mental por parte del jugador. Además la cosa se complica más todavía debido al control, algo tosco en ocasiones, lo que unido a la perspectiva de la cámara y su rigidez hará que en más de una ocasión fallemos a la hora de usar el bloque que no queríamos o moverlo en un sentido equivocado. Fallos perdonables, pero que en más de una ocasión os harán tener ganas de soltar el mando y sacar la cabeza por la ventana para relajaros un poco.
En cuanto a los gráficos ingame, encontramos modelos tridimensionales con el mismo estilo gráfico que las escenas de anime. El diseño de personajes, escenarios y puzles es uno de
los puntos fuertes, con un estilo muy oriental, pero orientado hacia un
estilo algo caricaturesco. La paleta de colores utilizada es muy llamativa y rompe totalmente con lo tradicional en un videojuego, algo que encaja totalmente con "Catherine", ya que representa en lo gráfico lo que es a lo jugable: algo totalmente distinto a lo que se haya jugado antes. Además la ambientación, con un contraste entre el terror, la comedia y la ensoñación también está muy lograda, dando lugar a situaciones geniales en la que el detalle gráfico ayuda mucho a la diversión (esas caras de Vincent...). Mención especial a las físicas de los personajes y los objetos, tanto en puzles como en la parte del bar.
Por último hay que destacar, y con mucho, el apartado sonoro del juego. Todo el sonido es absolutamente perfecto, sobre todo la banda sonora original, orquestada por Shoji Meguro que contiene tanto piezas originales como unas geniales revisiones de piezas clásicas de grandes compositores, que encajan perfectamente con cada uno de los momentos del juego. De hecho cada sección tiene sus melodías personalizadas y reconocibles, y cada vez que volvamos a oirla dentro o fuera del juego la relacionaremos automaticamente con "Catherine". Además las voces son excelentes, con un gran trabajo de doblaje, adaptación y localización (al inglés, eso sí) del fenomenal trabajo original de Atlus.
"Catherine" es un juego único. Único, extraño, excéntrico, frenético... Todo en este título es abismalmente distinto del resto de juegos que hay en el mercado. "Catherine" lo tiene todo para ser una auténtica obra de culto que engancha a sus seguidores tanto por su diseño, su trama adulta, su valor a la hora de arriesgar en las mecánicas jugables y narrativas y por su memorable banda sonora y cuidado apartado gráfico. Cierto es que el juego tiene sus "peros", sobre todo el enorme nivel de dificultad, los problemas de cámara y controles, y algo de repetitividad y monotonía en niveles y escenarios. Pero estamos ante algo tan especial, que es imposible no quedarse por delante con todas las virtudes. Desde la historia a sus mecánicas, pasando por la parte técnica, "Catherine" desprende originalidad, frescura y, ante todo, diversión por sus cuatro costados. Pese a lo extraño que es y al miedo que puede dar acercarse a un videojuego tan "peculiar", desde aquí os recomiendo que déis el paso, porque es una experiencia inolvidable. Tanto a nivel argumental como las geniales fases de escalada en los puzles es un juego tan genial, que sería una pena que lo dejáseis pasar.
Lo mejor: Una historia y una jugabilidad original, divertida y adulta. El nivel gráfico y los diseños. El encanto de la ambientación. Catherine. La banda sonora.
Lo peor: La elevada dificultad, agravada por los problemas en control y cámara. Puede ser demasiado original y extraño para algunos.
Puntuación:
Historia: 8
Gráficos: 8,5
Jugabilidad: 8,75
Sonido: 10
NOTA MEDIA: 8,8
R.Betta
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