Un mes más tenemos una cita con la música con la llegada del tomo 3 de Your Lie in April. Tras ver en el volumen anterior como la trama se centraba en la fuerza de la música y cómo esta une a los protagonistas, en esta ocasión Arakawa se dedica a profundizar aun más en ese tema y, además, comienza a evolucionar a los personajes y a llenarlos de matices que han enriquecido mucho la obra. Estamos ante un tomo de transición, que ayuda mucho a evolucionar la trama y los personajes, añadiendo nuevas incorporaciones y consolidando a los habituales. Cabe añadir que, en esta ocasión, voy a hablar por primera vez del manga tras haber visto el anime al completo, es decir, sabiendo el final de la historia. Tranquilos,que no destriparé nada, por supuesto, pero es posible que, aunque abstractas, si que haya algunas comparaciones entre ambos formatos, ya que alguna diferencia he notado entre ambos.
Este tercer número deja atrás la intensidad y el dramatismo que se vivió en el recital de música en el que participaron Kôsei y Kaori, para centrarse más en los sueños y las esperanzas de los personajes, que por primera vez en su corta vida (solo tienen 14 años) se ven enfrentados a la situación de jugarse parte de su futuro a una sola carta. Evidentemente, Arakawa pone el énfasis en el dúo protagonista, profundizando en la psique de Kôsei utilizando a Kaori de catalizador para que el pianista rompa su bloqueo y consiga volver a tocar como antes. Pero también los secundarios tienen su parte del pastel en este tomo, con un Watari jugando su último partido de secundaria en el equipo de fútbol de la escuela y Tsubaki haciendo lo propio, pero con su equipo de béisbol en su caso.
Si en el anterior tomo encontrábamos un esquema estático, con la música en papel protagonista absoluto y pocas variaciones de lugar y tiempo (teníamos el recital y poco más), en este encontramos todo lo contrario. Pese a que la música sigue muy presente, como no podía ser de otra manera, los protagonistas absolutos son los sentimientos. En este sentido Arakawa me ha sorprendido, pues consigue ser mucho más directo y efectivo en el manga que en la versión animada, contando las mismas cosas en ambas. En este sentido creo que el autor hace un trabajo magnífico con el personaje de Tsubaki, que si ya en los primeros capítulos apuntaba muchísimas maneras en cuanto a peso en trama y a nivel de "entrañabilidad", en este tomo explota por completo y hay momentos en que roba todo el protagonismo. Aunque en la parte de spoilers ampliaré más esto, aquí digo que Arakawa vuelve a dar una lección a la hora de interpretar y plasmar los sentimientos humanos, haciendo que las relaciones sean cada vez más creíbles y auténticas, y elevando el nivel de empatía a cotas increíbles.
Por otro lado tenemos a Kaori y Kôsei, a los que de momento es difícil tratar como personajes separados, ya que se pasan todo el rato juntos. Y no solo eso, si no que es que es vital, tanto para uno como para el otro que esten así, ya que se complementan a la perfección, y no serían tanto sin estar juntos. Sobre todo en el caso de Kôsei, que por fin ve la luz al final del túnel tras la muerte de su madre y sus problemas al piano, haciendo real la frase que sirve como lema al manga "Cuando conocí a aquella chica bajo los cerezos en flor, mi destino empezó a cambiar." Y a eso es a lo que hemos asistido en este tomo, a ver como Kaori se adueña de cada minuto de la vida de Kôsei, estando siempre en su mente y ayudándole a avanzar. Hay conversaciones realmente entrañables entre ambos en los que los sentimientos quedan genialmente retratados. La maestría a la hora de desarrollar los pasos de la depresión en la que vive Kôsei y su personalidad apocada que se ve trastocada por completo gracias a Kaori es digna de mención.
Hilando este último tema y hablando algo en abstracto, creo que Arakawa sabe plasmar con mucho acierto algo de lo que habla varias veces a lo largo del manga: que cuando una persona se enamora su vida se llena de color. No es algo relacionado con el dibujo (aunque también se nota en las expresiones y demás), pero queda muy patente en la historia como el negro que tiñe las palabras y acciones de Kôsei al comienzo de la historia, va poco a poco cambiando, tornando al gris y dejando entrever las primeras pinceladas de color cuando por fin se da cuenta de "para quién" quiere tocar el piano. Repito, es algo abstracto y puede que otras personas no lo perciban al leer, pero poniendo un poco de imaginación y metiéndose en la historia (algo fácil gracias a como construye y narra Arakawa) es fácil entender la metáfora y "ver" ese cambio en Kôsei.
Una vez dicho esto, pasó a explicar lo que antes hablaba de que en este tomo sí que hay variación de lugar y tiempo. En el tomo 2 toda la acción se centraba en el recital, mientras que en este tercero el tiempo pasa varios días en los que Kôsei practica y lucha con sus demonios internos con ayuda de Kaori, Tsubaki y Wataria lo dan todo por sus sueños deportivos, y los sentimientos de todos van cambiando con ese paso del tiempo. Entre medias vemos por primera vez flashbacks de la niñez de Kôsei y Tsubaki y pinceladas de cómo era su madre que explican, de manera superficial aun, el porqué del bloqueo mental que tiene el pianista a la hora de tocar. Todo ello hasta llegar al gran momento del manga, que es la competición musical a la que se presenta Kôsei (tras la insistencia de Kaori), momento que podría resultar repetitivo pero que se magnifica por la introducción de dos nuevos personajes: Emi Igawa y Takeshi Aiza, dos excelentes pianistas que fueron los máximos rivales de Kôsei en el pasado. De momento solo se ven pinceladas de ambos (aunque Arakawa de nuevo vuelve a ser más directo aquí que en el anime y deja entrever mucho de las motivaciones de Takeshi en su "enfrentamiento" con Kôsei), pero el momento y el lugar para introducirlos son todo un acierto, ya que no solo aportan a la trama, sino que sirven para cohesionar y materializar ese "reencuentro" con su pasado que el protagonista tiene durante toda su práctica en este tomo.
Pasamos ahora al dibujo, de nuevo brillante, aunque en esta ocasión me ocurre una cosa curiosa. Como os he dicho al principio, ante mi terror por la posibilidad de destriparme una obra que me estaba encantando, decidí ver el anime completo para no chafarme ninguna sorpresa y ya luego poder, tranquilamente, disfrutar del dibujo y las diferencias del manga. Hasta aquí todo normal. Pero el "problema" está en que, habitualmente, suele gustarme muchísimo más el dibujo de la obra escrita que el de la versión animada. Pues bien, en este caso me ocurre todo lo contrario. Aunque Arakawa tiene un trazo exquisito y refleja muy bien las expresiones y sentimientos de los personajes, además de representar la música a través de los mismos, creo que el dibujo en el anime le gana por la mano. No sé si será por la genial animación, el color u otra cosa, pero en este tercer tomo el dibujo me ha dejado algo frío. Algo similar me ha pasado en las escenas musicales, que si bien mantengo mi opinión de lo bien que representa el esfuerzo, el sonido, el lenguaje corporal, también digo que he echado de menos el sonido real de las composiciones.
No obstante, con esto no quiero decir que el manga sea peor que el anime, ni mucho menos. Como ya he dicho muchas veces, Arakawa es un maestro a la hora de utilizar el lenguaje no verbal, y en aprovechar su trazo para aportar fuerza a las situaciones. Además, en mi opinión, la construcción de escenas y planos es superior en el manga, sobre todo a la hora de las interpretaciones musicales. Algo similar ocurre con el diseño de los personajes, que aumenta varios enteros con la inclusión de Emi y, sobre todo, Takeshi, con una estética rompedora y muy carismática. Y, sobre todo, genial el trabajo del dibujo de los personajes en su etapa de niñez, con un diseño que enternece. El resto de elementos, como de costumbre, están a la altura: riqueza en detalles, buenos fondos, espectacularidad en los instrumentos, movimiento fluido... Me ha gustado mucho el empleo del entintado que ha hecho Arakawa en este tomo. Mención especial a las expresiones de los personajes a la hora de reflejar sus sentimientos (u ocultarlos), hecho en el que también vemos la llegada del color o de los grises a los personajes "enamorados" de la obra.
En cuanto a la edición, pues me dan ganas de hacer un "copia-pega" de lo que siempre digo, porque Milky Way nunca falla. El tomo como habitualmente es de formato rústica con sobrecubierta, de 11,5x17 y con 200 páginas (las de inicio a color, como de costumbre), a un precio de 8€ y con regalo de marcapáginas con el pedido online. Un detalle que me gusta mucho en la edición de la portada es el hecho de mantener el color en las cubiertas interiores, en este caso el tono verde. Puede parecer una tontería, pero estéticamente me resultan unas portadas preciosas y que encajan mucho con la obra, tanto en composición como en el tono. Por otro lado, la maquetación es soberbia y el trabajo de traducción de Salomón Doncel es perfecto, sin caer en términos excesivamente coloquiales o que estén fuera de lugar a la hora de localizar, manteniendo siempre el tono de la obra y ayudando a meterse de lleno en la historia.
Y ahora, antes de la opinión final, vamos a la opinión con spoilers de la que os hablé al principio (clickando en el cuadradito a continuación):
En definitiva, gran tercer tomo de Your Lie in April, en el que ocurren muchas cosas y los sentimientos le ganan la partida por primera vez a la música, pero sin eclipsarla en ningún momento. Arakawa consigue maridar a la perfección todo ese batiburrillo de amor, sufrimiento, rivalidad, celos, sueños... y unirlo con la música como pegamento de contacto. La obra cada vez transmite más y los personajes evolucionan de manera muy creíble, haciendo muy fácil la empatía y aumentando las ganas de querer leer más. El mes que viene volveremos a encontrarnos con Your Lie, deseando ver como se desarrollan los nuevos personajes y hacia que rumbo avanza una trama que está cautivando por completo. Inolvidable.
R.Betta
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