8 de julio de 2015

Dragon Ball Super

Los regresos siempre son grandes acontecimientos. Son temidos e ilusionantes a partes iguales, pero lo que está claro es que no dejan a nadie indiferente. Y mucho menos cuando se trata de una de las sagas de manganime más míticas e influyentes de toda la historia. En pleno inicio de la temporada de anime de verano, este pasado 5 de julio se estrenaba en Japón Dragon Ball Super, la esperada continuación del popular trabajo de Akira Toriyama que se vuelve a poner al frente del barco para traer nuevas aventuras de Goku y compañía. Un primer capítulo muy esperado y temido, como ya he dicho, por casi todos después de las decepciones de los últimos trabajos relacionados con la franquicia en forma de película o la remozada versión de Dragon Ball Z Kai. Esta primera incursión en un mundo que todos conocemos ha dejado un buen sabor de boca como introducción, siempre a la espera de cómo van a evolucionar las cosas y teniendo en cuenta que la trama es una continuación directa de los eventos con los que se cerraba la saga de Buu, el último arco de Dragon Ball Z. Pero sobre todo un capítulo que remueve la nostalgia de los fans de toda la vida y vuelve a poner de moda al mito entre las nuevas generaciones.

La trama de Dragon Ball Super arranca 6 meses después del final de Dragon Ball Z, con la derrota de Buu y la restauración de la paz en la Tierra gracias a Goku y compañía, aunque a ojos de la humanidad el gran héroe del mundo es, como no podría ser de otra manera, Mr.Satan, que ahora vive con Majin Buu. Alejado de los focos como siempre, Goku vive ahora con su mujer Chi-Chi y su hijo Goten, encargándose de labores de la tierra con su tractor para poder sacar adelante a la familia. Pese a ello su deseo es volver a entrenar con Kaio Sama, cosa que le es imposible debido a la negativa de su mujer, que le exige trabajar como una persona normal para poder darle estudios a Goten. Gohan ya ha dejado la casa de sus padres para vivir con Videl. Gohan ha vuelto a los estudios y Videl se ha convertido en una esposa ejemplar que cuida siempre de su marido. Vegeta vive con Bulma y Trunks, aunque no aparece en el capítulo. Trunks y Goten son los protagonistas de esta primera trama al buscar un regalo de bodas adecuado para Videl, viviendo una aventura muy similar a esas aventuras iniciales del pequeño Son Goku en el Dragon Ball original. No obstante también se nos empieza a presentar a Bills, una especie de Dios que en su primera aparición destroza medio planeta con un toque de su dedo y que, como se deja entrever, va a tener bastante peso en el retorno de los problemas a la Tierra.

Bills es un personaje que todos los fans ya conocemos al ser uno de los antagonistas principales de Dragon Ball: La batalla de los dioses, una de las últimas películas de la franquicia. Y es que Dragon Ball Super no solo va a ser una continuidad de Z, sino que también va a suponer una retrocontinuidad para una gran cantidad de tramas de los filmes. De momento está confirmado que el anime va a usar esa retrocontinuidad con este primer arco que reinterpretará y ampliará los hechos acaecidos en La batalla de los dioses, dando una mayor profundidad a situaciones y personajes. Este hecho me parece todo un acierto a nivel narrativo, ya que estos primeros capítulos están sirviendo como un perfecto enlace entre la saga de hace 20 años y las nuevas generaciones, con un poco de descanso como solía ser habitual entre arco y arco (personajes haciendo vida normal tras la saga de Frezeer o Célula eran muy habituales en el pasado). Esto también ha supuesto también un punto a favor a la hora de mantener el espíritu de la saga y los elementos icónicos, ya que todo lo ocurrido en Dragon Ball y Dragon Ball Z sigue siendo canon y, partiendo de esa base argumental, se va a reinterpretar los siguientes eventos importantes, empezando por La batalla de los dioses y veremos hasta donde, ya que en la intro vemos a Jaco, manga de Toriyama precuela de Dragon Ball, y suena con fuerza que también se incluyan en esta retrocontinuidad los eventos de la última película: Dragon Ball: La resurrección de Freezer.

Como ya digo, en este primer capítulo, aunque el relleno es más que evidente, se respira Dragon Ball. Desde los primeros minutos con el recordatorio clásico de lo que pasó en la última saga hasta las situaciones y caracteres de los personajes, la nostalgia se hace notar y el alma de la franquicia permanece viva. Se nota la mano de Toriyama en algunas decisiones narrativas, sobre todo en ese aire cómico y de aventuras tan parecido a las aventuras de Son Goku buscando las bolas de dragón en los primeros capítulos (pelea con la serpiente, los momentos de vida familiar...). Otra de las cosas que ya digo que me han gustado es la manera de concebir este nuevo anime, más como una continuación sin que hayan pasado tantos años que como un producto totalmente nuevo. No se aprecian ganas de captar nuevo público, ni de adaptarse a los nuevos tiempos ni de romper con el pasado. Ni siquiera hay fanservice extremo, como suele ser habitual en los retornos de productos míticos (muchos personajes que deberían haber aparecido solo por contentar al personal no tienen ni un segundo en pantalla: Vegeta, Krilin, Yamcha, Ten Shin Han...). Al contrario, se ha optado por dar a la serie un aire de continuidad perfecto, que hace que salvo por las nuevas técnicas de animación sintamos este capítulo como inmediatamente posterior al último de Z.

No todo es un camino de rosas pese a la buena primera impresión. Mencionaba en el párrafo anterior a la animación, uno de los puntos que más se ha criticado en foros y redes sociales los últimos días. Personalmente creo que es una animación que cumple, sin más. No es espectacular, y teniendo en cuenta el dinero que mueve la serie se debería exigir algo más quizá, pero está a la altura de lo esperado. Los diseños son buenos, y respetan los originales (hay alguna excepción que luego comentaré), y la animación de personajes y fondos es justa, sin alardes pero sin tener bajones. Hay un par de momentos de fallos en el dibujado o de texturas pobres, pero son perdonables porque el global es satisfactorio. Pese a que visualmente es una animación que choca respecto a la original, no es tan rompedora como en casos que hemos visto o veremos dentro de poco (Digimon). Hay que tener en cuenta también en esto el factor nostalgia y el factor arte tradicional vs digital antes de emitir un juicio de valor. Me gusta que no hayan caído en la moda de hacer notorias las diferencias entre modelados de personajes y modelados 3D en los fondos, pero no me ha sorprendido. Es un estilo adaptado a los tiempos que corren en la animación, pero continuista. Personalmente me ha gustado, pero no me ha enamorado.

En materia de trama ya veis que tampoco le pongo muchos peros, necesita tiempo para arrancar el primer arco y me gusta como están haciendo la transición entre Z y Super. En cuanto a los personajes y el respeto a su historia, diseño, psicología, etc, en general me ha parecido un buen trabajo. La excepción la encuentro en el que para mí ha sido el gran punto negro de este primer capítulo: el tratamiento del personaje de Videl. Su diseño ha cambiado bastante, haciéndola visualmente más "dulce" y menos "guerrera", cosa que no veo mal teniendo en cuenta el contexto de paz en el que viven y su vida de casados con Gohan. Además es un diseño más cercano al que tenía Pan en GT. Donde si me chirría a horrores el personaje es en su forma de ser. Tenemos que dejar atrás a la Videl luchadora y terca del anime original, aquella que quería con todas sus fuerzas participar en el Torneo de Artes Marciales y que no dudaba a la hora de acompañar a Gohan (o a Saiyaman) a la hora de impartir justicia. En estos primeros 20 minutos de Super vemos como la independiente y genial Videl que conocíamos ha sido sustituida por una Videl en "modo waifu", preocupada en todo momento por como está su marido, utilizando cosméticos... Puede que lo veáis como una nimiedad, pero particularmente me ha molestado ese cambio en uno de mis personajes femeninos favoritos, robándole parte del alma que la hacía tan genial. Veremos como evoluciona, pero de momento me parece un error.

Por último hay que comentar el tema del opening y el ending. En un primer momento el opening me pareció bastante genérico, sin fuerza más allá del buen riff de guitarra que martillea desde el inicio y bastante lejos de los míticos arranques de Dragon Ball y Dragon Ball Z. No obstante, y tras varias escuchas más, he de rendirme y decir que me ha cautivado. La nostalgia hace mella en mí y me impide ponerlo a la altura, o siquiera cerca de los originales, pero es un opening genial, con un riff perfecto un estribillo rítmico y pegadizo y unas imágenes de acompañamiento que resultan geniales (Gohan Místico, Goku Super Saiyan God, Jaco, Gotenks...). El ending es bastante más sosegado, con una canción más "random" pero con unas imágenes que llaman a la nostalgia y culminan un gran cierre.

La leyenda ha vuelto. Eso es lo que ha confirmado este primer capítulo de Dragon Ball Super. Pocas conclusiones se pueden sacar en firme de un capítulo de relleno y transición que nos prepara de cara a los eventos que nos esperan en los 100 capítulos (o más) que tiene previsto Toei Animation, Toriyama y su equipo. Lo que sí está claro es que el mito sigue muy vivo (TT en twitter en España y medio mundo dice mucho de la serie) y que la dirección que parece tomar el barco es esperanzadora y deja buen sabor de boca al fan de siempre. En La Decimosexta Habitación no vamos a reseñar capítulo a capítulo el anime (sería agotador y repetitivo para vosotros y nosotros), pero sí que esperamos iros contando que nos han parecido los sucesivos arcos que van a conformar esta nueva saga que nos tiene con el hype por las nubes. Recordad también que Dragon Ball no ha vuelto solo en forma de anime, ya que desde el pasado 20 de junio el manga de Dragon Ball Super se publica en Japón en la revista V Jump de Shūeisha.

R.Betta

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