17 de mayo de 2015

A Silent Voice (Tomo 2)

Después de toda una semana sin actualizar tras el trabajo de la semana pasada en ExpoManga, es hora de poner de nuevo las pilas y seguir trayendo reseñas de obras interesantes. Hoy vamos a cerrar ya el ciclo de novedades que Milky Way Ediciones nos trajo a finales del mes pasado con un comentario sobre el tomo 2 de A Silent Voice, de Yoshitoki Oima, uno de los mangas más entrañables que han pasado por mis manos en los últimos tiempos. Si el primer volúmen servía como introducción a una historia bastante cruda sobre el acoso escolar y los prejuicios causados por ser diferente, este segundo cambia radicalmente el tono para buscar uno mucho más sensible y sentimental, con momentos verdaderamente tiernos.
Como recordaréis si habéis leído la reseña del primer tomo, A Silent Voice nos narra la historia de la relación entre Shôya Ishida y Shôko Mishimiya, un chico y una chica que se conocen en la escuela primaria. Shôko es sorda y eso lleva a Shôya a comportarse de manera cruel con ella solo por ser diferente. Pese a los intentos de ella por acercarse e integrarse, él no le hace más que la vida imposible, hasta que todo estalla y pierden el contacto tras acabar el colegio. El tomo 2 retoma la historia en este punto, con un Shôya atormentado por todo el sufrimiento que hizo pasar a Shôko, después de vivir algo similar en sus propias carnes, y dispuesto a hacerla saber que se arrepiente de todo lo que pasó para limpiar su conciencia justo antes de suicidarse.

 
Una vez más hay que destacar que los temas que se tratan no son nada triviales, todo lo contrario, son temas duros y espinosos que requieren cierta sensibilidad para no caer en lo frívolo. Pero pese a que en el primer número si que se retrataba todo con la dureza y la crudeza que van de la mano con estos temas, en este segundo encontramos que el tono se suaviza y entran en juego otros valores ligados a ello, pero mucho más positivos. El perdón, la comprensión, el amor... Todos ellos se dan la mano para dar a la historia un giro igual al que da la vida de Shôya cuando se reencuentra con Shôko. En este sentido creo que el autor tiene una habilidad especial a la hora de tratar estos temas, pues sabe plasmarlos con realismo pero también con dulzura, sin caer en la empalagosidad. La historia trata unos temas muy reales y de una manera muy realista, por lo que el grado de empatía que genera es enorme.

A ello también ayuda el gran trabajo a la hora de desarrollar psicológicamente a los personajes, empezando por un Shôya deprimido y sin ganas de vivir y el paulatino cambio que va dando su forma de pensar según va interactuando con el resto de protagonistas, no solo con Shôko, sino también, por ejemplo, con su madre, que tiene pocas escenas, pero una de ellas refleja perfectamente la reacción ante la noticia de que su hijo no quiere seguir viviendo. Mencionar también lo entrañable que es la personalidad de Shôko, toda la amabilidad y empatía que demuestra hacia Shôya pese a todo lo que ha tenido que pasar en su vida. La relación entre los dos personajes funciona a la perfección gracias a que la nueva personalidad de él necesita de alguien como ella para que pueda perdonarse a sí mismo y seguir adelante.

Además, en este tomo se introducen dos personajes nuevos que hacen que toda la trama funcione mejor y funcionan de enlace para los protagonistas. Por un lado tenemos a Yuzuru, la hermana de Shôko, un personaje un tanto ambigüo, ya que en los primeros momentos no sabes muy bien si es un chico o una chica. Yuzuru es el reflejo de la parte "egoista" y rencorosa que a su hermana le falta, la coraza que Shôko no quiere tener a la hora de tratar con los demás. Pese a ella es un personaje con gran corazón, que dedica su vida y su personalidad al bienestar de su hermana. El otro personaje es Tomohiro, el contrapunto de Shôya, quizá el ejemplo más claro del cambio de personalidad del chico. Tomohiro es el primer amigo de verdad para él, y esa patosa primera relación de amistad que tienen resulta cómica y a la vez entrañable. Esta amalgama de personalidades hace que el grupo funcione de manera genial.

Más allá de personajes y trama, lo que más funciona en A Silent Voice es como se reflejan y se representan los sentimientos. En el primer tomo ya dije que se representaban fielmente la crudeza, brutalidad e impotencia del acoso y la falta de integración por una minusvalía. En este segundo todo ello desaparece para dar paso a un canto al perdón, a la comprensión, la integración... Todo ello tratado de forma realista, sin sensiblerías, e introduciendo elementos propios del ser humano. Porque pese a que Shôko es un amor y en seguida es capaz de perdonar a Shôya, es una situación demasiado idealista para ser cierta, por lo que la introducción de los recelos de Yuzuru y la madre de las niñas, o los remordimientos y el sentimiento de culpa de Shôko hacen todo mucho más creíble.

A todo ello ayuda mucho lo bien representada que está la sordera de Shôko y la deferencia que tiene hacia
ella Shôya al aprender lengua de signos para poder comunicarse con ella. En este sentido hay que hacer mención especial al dibujo de Oima. Evidentemente es un dibujo bonito, preciosista y plagado de detalles, y con un diseño de personajes excelente. Pero más allá de esto, el dibujo tiene el gran reto de hacer entender al lector los sentimientos y dificultades que genera el hecho de comunicarse con una persona sorda. Es algo realmente difícil, partiendo de la base de que es un tema tabú (como gran parte de las minusvalías) del que no se suele hablar, bien por desconocimiento, bien porque no se quiere meter la pata a la hora de tratarlo. Oima sabe reflejar perfectamente, con su dibujo y su manera de enfocar el "problema", como es el día a día de una persona con sordera y del entorno que interactúa con ella. El valor aquí del lenguaje no verbal aumenta aun más que en otras obras, pues a veces es el único que podemos ver para saber, no solo qué siente, sino qué dice el personaje. Oima ha sido muy valiente a la hora de elegir este tema, pero el resultado es tan bueno, aumenta tanto el valor sentimental y el mensaje del manga, que sin duda le ha merecido la pena el riesgo.

Por otro lado, y siguiendo con el dibujo, hay que decir que los diseños de los personajes en su apariencia más "adulta" ha mejorado muchísimo, especialmente Shôko, que es la viva imagen de la dulzura y la ternura (los dos rasgos principales del personaje). El trabajo en las expresiones es también genial, con algunos primeros planos preciosos, así como unos fondos bien detallados. El trazo es elegante, limpio, con un gran uso del sombrado y de las tramas. Las situaciones y planos están muy logrados, y los personajes no son nada estáticos, de hecho se aprecian bien los movimientos más nimios a la hora de usar la lengua de signos. Además el color tanto en sobrecubierta como en páginas interiores está perfectamente integrado. En definitiva, a nivel de dibujo es una obra de 10.

En cuanto a la edición de Milky Way, como siempre maravillosa. Rústica con sobrecubierta con 192 páginas, incluyendo las que van a color de la introducción. La maquetación de viñetas está perfecta, así como la traducción y la localización, con un detalle a destacar que es que se ha tomado la molestia de traducir también los signos de onomatopeyas y signos con las manos que hacen los personajes, algo importante en un manga que invita a prescindir de las palabras. Y como siempre, el pedido online ha incluido un marcapáginas de plástico especial, con una ilustración preciosa de Shôko.


Este segundo tomo de A Silent Voice ha mejorado aun más la impresión que tengo de este manga. Al principio ya me cautivo por la manera que tenía de tratar temas y situaciones, y por el resquicio de ternura que dejaba entrever, pero ahora ya, con la demostración que hace el autor aquí de buen hacer a la hora de reflejar todo un abanico de sentimientos con realismo y tacto, tengo que incluir esta obra en la lista de obligada lectura. Los personajes son entrañables, las situaciones realistas y memorables, se trata un tema como la sordera con precisión y respeto, el dibujo es una genialidad... A Silent Voice es un manga de situaciones, de momentos y emociones, y este segundo tomo ya ha demostrado el potencial para emocionar y enamorar que tiene su historia.

R.Betta

2 comentarios:

  1. Yo solo encuentro una pega a este manga... Que Milky Way lo saca bimestralmente! jaja En serio, estoy igual que tu maravillada con A Silent Voice, hacía tiempo que una historia no me resultaba tan tierna :3 Lo recomiendo a todos!

    Por cierto, genial reseña :)

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    1. Jajaja,la verdad es que el mes que no toca se echa en falta,aunque el bolsillo también agradece esas periodicidades. Coincido en lo de la ternura,y ten en cuenta que la "relación" entre los dos solo acaba de empezar,así que prepara los "feels" ^.^

      Muchas gracias a ti, por leerla y comentar! =D

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