La semana pasada Milky Way puso a la venta sus novedades más esperadas, entre las que se encuentra el tomo 2 de Utsubora, el seinen de Asumiko Nakamura que nos contaba la truculenta historia de Jun Mizorogi, un afamado escritor venido a menos por su falta de ideas y motivación que decide adentrarse en el abismo del plagio con su obra "Utsubora", su último tren al éxito. Su suerte parece cambiar al conocer a Sakura Miki, una joven admiradora de su obra, que parece salida de sus propias historias. Sakura embauca al escritor aprovechando su aparente relación con Aki Fujino, anterior musa de Mizorogi, y verdadera autora de "Utsubora". En medio de todo este entramado, una serie de acontecimientos sacudiran la vida de Mizorogi, de su familia y de sus allegados, dando lugar a un manga con un marcado suspense y uno de los estilos más sugerentes y oníricos de los que he tenido el gusto de leer.
Como digo, el tomo 1 nos dejaba la historia en el momento en que Tsuji, el editor de Utsubora, comenzaba a sospechar que ese relato podría no estar saliendo del puño y letra de Mizorogi. Al mismo tiempo la policía intentaba establecer la relación real que existía entre Aki y Sakura, llegando incluso a poner en duda que fuesen dos personas verdaderamente distintas. Este segundo volumen consigue ahondar más en esa complicada unión entre los dos sugerentes personajes, haciendo que el lector sea partícipe de la espiral en la que, poco a poco se van introduciendo los protagonistas.
A nivel argumental, como ya dije en la reseña del primer tomo, Utsubora es un manga que atrapa, que cautiva y que ocupa toda la mente del lector mientras está disfrutándolo. No es una historia excesivamente enrevesada ni compleja de entender. De hecho ni siquiera se producen enredos por la cantidad de personajes, que es justa y limitada. Sin embargo, Nakamura consigue que pongas a trabajar tu cerebro en resolver el enigma de quién son en realidad las musas del escritor, a la vez que te embota con un festival de diálogos e imágenes muy simbolistas y decadentes. Es una trama muy bien construida en torno a los personajes y las situaciones, y que se vincula directamente a la sublime ambientación de la obra, cuya unión es, sin duda, lo más protagónico del relato.
Como digo, es la ambientación la que finalmente atrapa y hace que consideres a Utsubora como una obra
de culto en la mayoría de sus aspectos. Ya me lo pareció en el primer tomo, pero este segundo confirma el parecido a las obras más ligadas al decadentismo del siglo XIX, con personajes vacíos, hastíados y que se dejan llevar por sus instintos de mortales con el fin de atisbar una chispa de la vida que tuvieron. El simbolismo y la sensualidad que desprenden las imágenes y situaciones de esta obra son una excelente capa exterior de la cebolla que es el relato en sí, que gira en torno a la vida de esos seres que no son más que un cascarón hueco. Todo esto unido a la fantástica manera de narrar que tiene Nakamura a la hora de hacernos ver ese punto decadente del ser humano, a través de secuencias y planos que entremezclan el conflicto y lo sugerente, la depresión y la pasión, sin diálogos de por medio que entorpezcan la visión del lector.
En ese sentido cobra especial fuerza el dibujo, del que me quejé en cierta manera en la primera reseña, pero que me ha cautivado por su mensaje en esta segunda. Evidentemente sigo encontrando unos graves problemas de proporción y diseño de personajes y fondos, pero en este segundo tomo llegas a comprender que el dibujo está ahí como un mensaje más, como algo qué decir al lector por parte del autor. El trazo y la semiótica de los símbolos utilizados sigue ese paralelismo que ya existe en el argumento con la obra decadentista de autores como Oscar Wilde y Aubrey Beardsley en su célebre "Salomé". De hecho si analizamos ambas obras podemos ver un enorme parecido a nivel de significado, de la evocación hacia el lector y, por supuesto, de las ilustraciones. Como digo, el dibujo puede no ser perfecto, pero el cómo se utiliza para narrar, sugerir o, mezclado con la historia, provocar y ensoñar al lector, es algo que pocas veces se ha conseguido con tanta eficacia. En Utsubora más que nunca, el dibujo se pone al servicio del relato.
No obstante, y como toda obra con tantos matices, no es un manga fácil de leer. Es un relato duro, explícito, que requiere de una lectura reposada para encadenar todos los estímulos que nos manda desde sus páginas. Pese a ello, podemos hablar de una obra muy disfrutable, con la duración justa para lo que quiere contar y con una gran capacidad para retener la atención. El único "pero" que se le puede poner a nivel argumental sería que algunas tramas pierden peso del primer al segundo tomo, pero es que Utsubora debe ser entendido como un todo global, que consta de dos tomos, sí, pero demasiado cohesionados como para tratarlos por separado sin perder la perspectiva. El final es realmente bueno, inesperado en cierto punto y que es fiel representación del mensaje que subyace en todo momento en las páginas de estos dos volúmenes.
En cuanto a la edición, Milky Way repite los aciertos del cuidado primer tomo: sobrecubierta a color con tacto aterciopelado y con portada a juego con el marcapáginas que la editorial regala con sus pedidos online. La maquetación es excelente con cuidado por el uso de los márgenes y el encuadre de las viñetas, así como la traducción, que es satisfactoria.
En definitiva, el tomo 2 de Utsubora llega para dar una confirmación a todo lo bueno que propone la primera
entrega, potenciando sus virtudes y haciendo que lo "malo" se mejore y se convierta en uno de sus puntos fuertes. La historia, la psique de los personajes y el significado que destila la obra es realmente satisfactorio, lo que unido a la fenomenal manera de sugerir a través de las imágenes hace de este un manga de esos que hay que leer una vez en la vida. Una obra madura para una editorial como Milky Way que está madurando y haciendo lo mismo con sus lectores a pasos agigantados.
Lo mejor: La historia y la manera de cerrarla, acorde a su simbolismo y mensaje. La manera de sugerir y narrar a través del dibujo. Un ejercicio de lectura madura.
Lo peor: La desproporción en el dibujo y la sencillez excesiva de los fondos. Algunas subtramas pierden algo de peso en este segundo tomo.
Puntuación:
Historia: 8,75
Personajes: 9
Estilo Narrativo: 9
Dibujo: 8
NOTA MEDIA: 8,7
R.Betta
A nivel argumental, como ya dije en la reseña del primer tomo, Utsubora es un manga que atrapa, que cautiva y que ocupa toda la mente del lector mientras está disfrutándolo. No es una historia excesivamente enrevesada ni compleja de entender. De hecho ni siquiera se producen enredos por la cantidad de personajes, que es justa y limitada. Sin embargo, Nakamura consigue que pongas a trabajar tu cerebro en resolver el enigma de quién son en realidad las musas del escritor, a la vez que te embota con un festival de diálogos e imágenes muy simbolistas y decadentes. Es una trama muy bien construida en torno a los personajes y las situaciones, y que se vincula directamente a la sublime ambientación de la obra, cuya unión es, sin duda, lo más protagónico del relato.
Como digo, es la ambientación la que finalmente atrapa y hace que consideres a Utsubora como una obra
de culto en la mayoría de sus aspectos. Ya me lo pareció en el primer tomo, pero este segundo confirma el parecido a las obras más ligadas al decadentismo del siglo XIX, con personajes vacíos, hastíados y que se dejan llevar por sus instintos de mortales con el fin de atisbar una chispa de la vida que tuvieron. El simbolismo y la sensualidad que desprenden las imágenes y situaciones de esta obra son una excelente capa exterior de la cebolla que es el relato en sí, que gira en torno a la vida de esos seres que no son más que un cascarón hueco. Todo esto unido a la fantástica manera de narrar que tiene Nakamura a la hora de hacernos ver ese punto decadente del ser humano, a través de secuencias y planos que entremezclan el conflicto y lo sugerente, la depresión y la pasión, sin diálogos de por medio que entorpezcan la visión del lector.
En ese sentido cobra especial fuerza el dibujo, del que me quejé en cierta manera en la primera reseña, pero que me ha cautivado por su mensaje en esta segunda. Evidentemente sigo encontrando unos graves problemas de proporción y diseño de personajes y fondos, pero en este segundo tomo llegas a comprender que el dibujo está ahí como un mensaje más, como algo qué decir al lector por parte del autor. El trazo y la semiótica de los símbolos utilizados sigue ese paralelismo que ya existe en el argumento con la obra decadentista de autores como Oscar Wilde y Aubrey Beardsley en su célebre "Salomé". De hecho si analizamos ambas obras podemos ver un enorme parecido a nivel de significado, de la evocación hacia el lector y, por supuesto, de las ilustraciones. Como digo, el dibujo puede no ser perfecto, pero el cómo se utiliza para narrar, sugerir o, mezclado con la historia, provocar y ensoñar al lector, es algo que pocas veces se ha conseguido con tanta eficacia. En Utsubora más que nunca, el dibujo se pone al servicio del relato.
No obstante, y como toda obra con tantos matices, no es un manga fácil de leer. Es un relato duro, explícito, que requiere de una lectura reposada para encadenar todos los estímulos que nos manda desde sus páginas. Pese a ello, podemos hablar de una obra muy disfrutable, con la duración justa para lo que quiere contar y con una gran capacidad para retener la atención. El único "pero" que se le puede poner a nivel argumental sería que algunas tramas pierden peso del primer al segundo tomo, pero es que Utsubora debe ser entendido como un todo global, que consta de dos tomos, sí, pero demasiado cohesionados como para tratarlos por separado sin perder la perspectiva. El final es realmente bueno, inesperado en cierto punto y que es fiel representación del mensaje que subyace en todo momento en las páginas de estos dos volúmenes.
En cuanto a la edición, Milky Way repite los aciertos del cuidado primer tomo: sobrecubierta a color con tacto aterciopelado y con portada a juego con el marcapáginas que la editorial regala con sus pedidos online. La maquetación es excelente con cuidado por el uso de los márgenes y el encuadre de las viñetas, así como la traducción, que es satisfactoria.
En definitiva, el tomo 2 de Utsubora llega para dar una confirmación a todo lo bueno que propone la primera
entrega, potenciando sus virtudes y haciendo que lo "malo" se mejore y se convierta en uno de sus puntos fuertes. La historia, la psique de los personajes y el significado que destila la obra es realmente satisfactorio, lo que unido a la fenomenal manera de sugerir a través de las imágenes hace de este un manga de esos que hay que leer una vez en la vida. Una obra madura para una editorial como Milky Way que está madurando y haciendo lo mismo con sus lectores a pasos agigantados.
Lo mejor: La historia y la manera de cerrarla, acorde a su simbolismo y mensaje. La manera de sugerir y narrar a través del dibujo. Un ejercicio de lectura madura.
Lo peor: La desproporción en el dibujo y la sencillez excesiva de los fondos. Algunas subtramas pierden algo de peso en este segundo tomo.
Puntuación:
Historia: 8,75
Personajes: 9
Estilo Narrativo: 9
Dibujo: 8
NOTA MEDIA: 8,7
R.Betta
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